Podemos decir que llevar una vida activa, evitando hábitos sedentarios, mejora nuestro estado de ánimo y nos aleja de sufrir depresiones y ansiedad, gracias a su efecto de reducción de nuestros niveles de estrés.
Esta reducción de estrés se intensifica sobre todo al practicar deporte, ya que durante su práctica liberamos endorfinas, tales como: la dopamina, serotonina y noradrenalina; las cuales nos producen sentimientos de felicidad y plenitud.
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Además de esto, está comprobado científicamente que practicar actividades deportivas nos aleja de enfermedades como el Alzheimer, ya que según investigaciones actuales, estas nos ayudan a prevenir enfermedades neurodegenerativas.
Debemos también, valorar que, el aumento sanguíneo durante las actividades deportivas favorece: la memoria de trabajo, el control inhibitorio y la atención de las personas.
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Estos beneficios se pueden trasladar, tanto a nuestro puesto de trabajo, como al rendimiento académico y escolar.
Podemos decir, que alejarse de una vida sedentaria, mejora nuestras funciones cognitivas, tales como: la percepción, la memoria o el lenguaje; las cuales son muy importantes a la hora de relacionarnos con los demás.
Esto, sumado a que la práctica de algunos deportes o actividades físicas favorecen el espíritu de equipo mediante: la adopción de normas, el respeto por los demás, y la autodisciplina.
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