José Palma Checa

El cerebro

—Entonces, ¿Cómo funciona el cerebro?

—Pues, después de mucho preguntármelo e ir en busca de respuestas —a través de mirar diferentes artículos y libros—, recordé algo que, aunque me pareció un poco simple y nada científico; fue una respuesta muy sencilla y a la vez muy acertada a lo que había encontrado sobre el cerebro. Y digo, acertada y precisa, porque si asumimos que todo lo que percibimos es a través de la mente, y damos por hecho que la mente crea todo, incluso el cerebro, este, por tanto, no puede hacer otra cosa que no sea procesar la información que le es suministrada a través de la mente.

Recordé que hace tiempo vi un video de TEDx de Jandro colaborador de «El Hormiguero», en el cual explica que el cerebro sólo hace dos cosas; él las llama las dos A, y estas son: almacenar y asociar. [1]

El cerebro hace dos cosas : almacenar y asociar.

En su libro «La oreja verde» Jandro explica que: «todo lo que nos pasa se almacena en el cerebro», y que posteriormente, «con esos datos almacenados hacemos asociaciones entre ellas para crear cosas nuevas». Así, nos explica que, por ejemplo, el avión no fue un invento, si no una asociación de ideas. [2]

 Por tanto, la conclusión de Jandro, es que la imaginación, no es otra cosa que ir enlazando los datos que van entrando en el cerebro, como hace una máquina tragaperras, hasta encontrar la combinación ganadora.

La imaginación, no es otra cosa que ir enlazando los datos que van entrando en el cerebro.

Un ejemplo de cómo trabaja el cerebro, y de cómo podemos usarlo para trabajar la imaginación lo podemos apreciar en el famoso discurso que dio Steve Jobs en la Universidad de Stanford en 2005, sobre unir los puntos.

En su charla Jobs, explica el «por qué» ahora mismo puedes disfrutar distintas tipografías de letra en este texto o, por ejemplo, tener en tu móvil esas letras tan bonitas que tiene. El cofundador de Apple recordaba la historia anecdótica a través de la cual pudo formarse en caligrafía en la Universidad de Reed, y dice así: 

«En aquella época la Universidad de Reed ofrecía la que quizá fuese la mejor formación en caligrafía del país. En todas partes del campus, todos los posters, todas las etiquetas de todos los cajones, estaban bellamente caligrafiadas a mano. Como ya no estaba matriculado y no tenía clases obligatorias, decidí atender al curso de caligrafía para aprender cómo se hacía. Aprendí cosas sobre el serif y tipografías sans serif, sobre los espacios variables entre letras, sobre qué hace realmente grande a una gran tipografía. Era muy bello, histórica y artísticamente, de una forma que la ciencia no puede capturar, y lo encontré fascinante».

Finalmente, aclara que, aunque su profesión no pertenecía a ninguna de estas ramas y nada de lo que allí se aprendía parecía tener alguna aplicación práctica en su vida, diez años más tarde, aquella experiencia comenzaría a cobrar sentido, diciendo en sus propias palabras esto: 

«Diseñamos el Mac con eso en su esencia. Fue el primer ordenador con tipografías bellas. Si nunca me hubiera dejado atraer por aquel curso concreto en la universidad, el Mac jamás habría tenido múltiples tipografías, ni caracteres con espaciado proporcional. Y como Windows no hizo más que copiar el Mac, es probable que ningún ordenador personal los tuviera ahora. Si nunca hubiera decidido dejarlo todo, no habría entrado en esa clase de caligrafía y los ordenadores personales no tendrían la maravillosa tipografía que poseen».  

Por tanto, podemos entender el cerebro de la manera que Aristóteles lo definía, ya que, según él, cuando el hombre nace no dispone de ningún contenido mental y es a través de la experiencia como se va nutriendo este de sus objetos de conocimiento; a través de un proceso en el que intervienen la sensibilidad, la memoria y la imaginación. Aristóteles explicaba que, tan solo mediante la acción de los sentidos podemos captar la realidad de una sustancia de la que, mediante la imaginación elaboramos una imagen.

Cuando el hombre nace no dispone de ningún contenido mental y es a través de la experiencia como se va nutriendo este de sus objetos de conocimiento.

—La verdad, es que, sigo sin entenderte, ¿me lo puedes explicar más claramente?

—Si te costó aún entenderlo, el budismo lo explica más claro. Esta filosofía, explica que es incorrecto decir que la mente es el cerebro o alguna otra parte o función del cuerpo, ya que, según ellos, el cerebro es un objeto físico que se puede ver, fotografiar y someter a una operación quirúrgica. En cambio, la mente no es un objeto material y no se puede ver, fotografiar ni operar. Por lo tanto, el cerebro no es la mente sino una parte más del cuerpo.

La mente no es un objeto material y no se puede ver, fotografiar ni operar.

Y ahora que has entendido mejor lo que te quería decir, te diré que, básicamente lo que busco en motivarte para que empieces a asombrarte con el mundo que te rodea. Por ello, te invito a que dejes de ser tan racional y estricto a partir de ahora, para que, de esta manera, puedas comprender mejor lo que te rodea y hacer que dejes de dar todo por hecho; para invitarte a venir conmigo al mundo de la verdad, donde nada está limitado simplemente a los sentidos, y hacerte llegar al límite desde donde tu mente escapa, y donde los sueños son posibles.

Te invito a que dejes de ser tan racional y estricto a partir de ahora, para que, de esta manera, puedas comprender mejor lo que te rodea y hacer que dejes de dar todo por hecho


[1] https://www.youtube.com/watch?v=U9H3V9YmMwE


[2] Añadir que el cerebro hace muchas más cosas, pero en este artículo pondremos hincapié en estas.

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